Hoy me ha dado la
vena de buscar una razón de peso para portar mi móvil principal a Vodafone, y
ningún sitio mejor por donde empezar que bajarme mi última factura y saber
cuánto gasto actualmente con Movistar y a que números llamo más frecuentemente.
Pues nada, entro como siempre en Canal Cliente y asombrosamente no está fuera
de servicio y consigo entrar en mi zona de cliente a la primera. ¡Qué bien!.
Tras no encontrar un
menú suficientemente claro para lo que quiero hacer, pincho en “Gestionar mi
e-factura”. Vaya aquí no era. Suerte que Movistar es buena y me deja un enlace
que pone “Visualizar mis facturas” o algo por el estilo. Veo que sale cargada
mi e-factura de este mes y hago click en el icono del ojo para visualizarla.
¡Anda!, este mensaje en pop-up antes no estaba… Lo acepto sin leerlo y observo
perplejo como Safari descarga en mi Mac un fichero de nombre indescriptible
estilo “01-05-2008_Fac-Factura-V4_28-EXXX-XXXXXX.pk7″. ¿Y qué narices hago
ahora con esto?. Intento abrir el fichero .pk7 sin éxito: no tengo ninguna
aplicación en el Mac asociada a este “intruso”.
Vuelvo atrás en Canal
Cliente y veo que hace falta descargar un “Visualizador de Facturas”, que es
una aplicación… únicamente para Windows. Busco de todas las formas que se me
ocurren en Google, y sólo puedo ver quejas y más quejas de usuarios
“extremadamente descontentos” (por ser políticamente correctos) y ninguna
aplicación para poder abrir estos extraños archivos en mi Mac. Ya está
Telefónica, como siempre, suponiendo que todo el mundo usa Windows y que le
encanta Internet Explorer (y si es el 6, mejor).
Con Linux tengo algo
más de suerte, pues hay un usuario que se ha currado una aplicación que utiliza
la librería “openssl” que viene incluida en casi todo UNIX que se precie, y que
desencripta las facturas con el certificado .CER de Telefónica. Vale, ya veo
por dónde van los tiros. Las facturas van doblemente codificadas y llevan una
firma digital de Telefónica, que verificada con su certificado, expedido por la
Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), certifica la autenticidad de la
factura. Ay, este Estado nuestro, que realiza DNIs digitales, aplicaciones de
la RENTA y certificados varios sólo compatibles con aquellos valientes usuarios
de Windows. Será que los que utilizamos Mac OS X o Linux no pagamos nuestros
impuestos… vaya mierda de neutralidad tecnológica.
Bueno, pues nada,
sabiendo las especificaciones del formato e-factura (sí, sí, aunque
incompatible, parece que es posible saber de dónde sale) y desarrollo una
aplicación online para desencriptar las facturas y extraer el documento PDF que
contiene en su interior. Tras una hora de pruebas, la aplicación es plenamente
funcional y muestra las facturas sin problemas. ¿Tanto rollo de encriptaciones,
certificados y programas propietarios para que salga un PDF normal y
corriente?. Pues sí, increíble pero cierto.
Me parece muy bien
que se suministren las facturas con una firma digital, pero soy de la
actualmente extraña opinión de facilitar las cosas a los clientes, y no a los
gobiernos ni a las empresas. Yo como cliente quiero que me dejen bajarme mis
facturas en un formato extendido que pueda abrir hasta en mi teléfono móvil si
me da la gana, como es el PDF. Si tengo que presentar una factura firmada
electrónicamente, entonces que me den la segunda opción de bajarme la factura
en este otro formato. Si de verdad quieren que la gente se pase de la seguridad
y sencillez de la factura en papel de toda la vida, faciliten la vida al
usuario señores, y dejen de tocarnos las narices. He dicho.
Para contrarrestar la
metedura de pata, he decidido poner a disposición de todo el mundo mi
aplicación para convertir las facturas a PDF. Es tan sencillo como seleccionar
el archivo .pk7 o .fp7 del demonio y darle a convertir. Dependiendo de la
velocidad de subida de tu línea, en unos minutos el servidor te devolverá tu
factura en PDF, sin historias ni más complicaciones. Prometo y aseguro que el
servidor no almacena ninguna factura, nada pasa más allá de la memoria RAM.